Preboda natural y emocional: mucho más que un vídeo bonito

¿Qué es para vosotros una preboda? Os cuento lo que significa para mí

Cuando me escribís para organizar vuestra preboda, siempre me gusta empezar con la misma pregunta:
¿Qué esperáis de este momento?

Porque muchas veces pensamos en la preboda como un reportaje de imágenes bonitas, un paseo por un lugar espectacular, una excusa para tener contenido para el gran día. Pero para mí, como videógrafa de bodas, la preboda es mucho más que eso.
Es una experiencia. Una vivencia. Un regalo para vosotros.

No vengo a grabar imágenes bonitas. Vengo a contar vuestra historia.

Os lo digo siempre desde el principio:
No quiero hacer un vídeo bonito. Quiero captar quiénes sois.
Vuestra esencia. Vuestra forma de miraros. Cómo os abrazáis cuando nadie os ve. Cómo os habláis bajito, cómo os hacéis reír.
Esos gestos que os definen y que quizá ni siquiera sois conscientes de que hacéis.

Mi trabajo consiste en estar ahí, acompañándoos, dejando que todo fluya, y capturando lo que realmente importa: vuestro amor tal como es.

Mi máxima prioridad: que os olvidéis de la cámara

Sé que no siempre es fácil. No estamos acostumbrados a tener una cámara delante. Por eso, para mí, lo más importante en una preboda es que consigáis olvidaros de que estoy ahí.
Cuando lo logramos —y creedme, lo logramos— es cuando aparece la verdadera magia:
las miradas sinceras, los abrazos espontáneos, las risas tímidas, los silencios cómplices.

No es fácil, lo sé. Pero crear ese espacio seguro y cómodo es mi mayor reto… y mi máxima prioridad.

Una experiencia que quedará en vuestro corazón

Más allá del vídeo, más allá de las imágenes, lo que de verdad queda de una preboda es la experiencia que habéis vivido juntos.
Un paréntesis antes del gran día. Un regalo íntimo que os dais como pareja.
Un recuerdo que quedará guardado siempre, no solo en el vídeo, sino en vuestros propios corazones.

¿Por qué hacer una preboda?

Si estáis dudando sobre si hacer o no una preboda, os cuento lo que suelo decirles a todas las parejas:

  • Nos conocemos mejor: Así el día de la boda estaréis mucho más tranquilos frente a la cámara.

  • Ganáis naturalidad: Os permitís ser vosotros mismos, sin pensar en poses.

  • Vivís un momento para vosotros: Porque también merece la pena parar un poco y disfrutaros.

  • Creamos confianza: Y eso se nota en cada gesto que grabo.

Vuestra historia es única, y merece ser contada como realmente es.

Ir al contenido